Introducción
Los cambios provocados en el contexto social por los efectos de los procesos de globalización económica y la revolución tecnológica en el campo de la información y la comunicación muestran una serie de escenarios en los que se proyectan nuevas formas de actividad y de relación humana, y ésta en particular en cuanto a la educación, requieren nuevos conceptos y diferentes formas de trabajo institucional. Estas circunstancias presentan nuevas exigencias a los sistemas educativos que se vinculan con la redefinición de la función social de la escuela dominicana.
Desde esta nueva perspectiva, se considera que el tamaño de la administración educativa está siendo redimensionado para dar paso a una administración y organización escolar con estructuras flexibles que permitan armonizar el involucramiento de los diferentes actores de la comunidad escolar a fin de llevar a cabo proyectos específicos y contextualizados para configurar y mejorar los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Se redefine el involucramiento del líder escolar y de los docentes en las tareas de construcción de consensos, trabajo en equipo y diseño de proyectos de orientación educativa pertinentes y relevantes.
Desde esta perspectiva surge la necesaria profesionalización de los líderes escolares para articular a toda la comunidad educativa en una nueva dinámica en la que se deben desplegar nuevas competencias profesionales.
Desarrollo
La elaboración e implementación de las políticas de cambio de la política educativa tiene lugar, en última instancia, en una institución escolar sujeta a su propio clima de relación, integrada a un contexto sociopolítico y construida como espacio cultural por actores con una historia educativa propia.
En la cultura de estos sujetos y en este ambiente se retoman nuevas propuestas, se negocian significados y se establecen relaciones de poder. Son estas instituciones educativas, especialmente la escuela, donde la cultura, el conocimiento y la experiencia del director se manifiestan en el desarrollo de su vida profesional.
En opinión de (Borden, 2002) “el creciente consenso sugiere que a través del trabajo colaborativo el director puede y debe ejercer el liderazgo necesario para cumplir con las expectativas de las reformas educativas del siglo XXI. Quienes pueden tener un impacto positivo en la mejora de la calidad de los procesos escolares. Por lo tanto, es necesario comprender el papel de los directores y su función en la escuela para crear las condiciones necesarias que permitan el apoyo y fortalecimiento de su función” (p. 1-2).
Desde la perspectiva de la gestión escolar, es fundamental que los líderes escolares asuman un nuevo rol en la construcción de una realidad escolar en la que la toma de decisiones para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela se haga con la participación de la comunidad. Por tanto, las estrategias de formación y actualización para el ejercicio de la práctica directiva necesitan adaptarse simultáneamente a las competencias profesionales necesarias para perfilar una respuesta adecuada en el contexto del cambio educativo.
En esta dinámica, la formación de los administradores escolares debe apuntar a conformar un perfil profesional que los convierta en líderes del cambio educativo, con competencias que permitan incentivar la participación y responsabilidad de la comunidad educativa en la definición de acciones relevantes para mejorar los resultados escolares.
Identificar las necesidades de formación gerencial, con miras a desarrollar nuevas respuestas a las actuales circunstancias de transformación escolar dominicana, es un requisito para que el sistema educativo ponga en marcha procesos de actualización gerencial.
En relación con la identificación de las necesidades de formación de los líderes de la escuela primaria a partir de la práctica gerencial en el desempeño de sus funciones, ésta se entiende como un elemento fundamental en este trabajo, ya que brinda un vínculo con la realidad del quehacer. Los directivos deben ser tenidos en cuenta en cualquier propuesta de formación. En esta misma perspectiva se encuentra la meta, que se relaciona con los problemas y obstáculos encontrados en el día a día de la práctica gerencial del centro educativo.
La formación recibida y las expectativas formativas de los educadores básicos están ligadas a la idea de que las opiniones de los sujetos involucrados en los procesos formativos son una referencia necesaria para incorporar sus conocimientos, experiencias y necesidades formativas.
El contexto organizacional (la escuela) implica un replanteamiento de la escuela, nuevas competencias y cambios en el liderazgo. Finalmente, el contexto personal (director) a través de lo que debe hacer, lo que hace, qué formación ha recibido y cuáles son sus expectativas de la formación.
Según Rivas (2003), “la institución escolar no sólo se entiende como un conjunto de elementos que cumplen determinadas funciones, sino que ha de ser vista como un sistema que tiene su propia vida compleja, con redes de comunicación e información basadas en diferentes Niveles de funcionamiento, con procesos de “toma de decisiones propias de cada institución y de los sujetos que la componen” (p. 111).
La gestión escolar posiciona al líder escolar como una figura clave en el proceso de innovación y cambio educativo, donde la toma de decisiones compartida implica también la participación de docentes, estudiantes y comunidad escolar en el desarrollo de nuevas formas de mejorar los resultados escolares El análisis y la comprensión de las escuelas y su gestión requiere la consideración de los procesos pedagógicos, las relaciones, los aspectos funcionales, su cultura y el entorno en el que se insertan.
Con respecto a la profesionalización del director de la escuela, se asume que la práctica de dar instrucciones difiere de la práctica de enseñar y, por lo tanto, las competencias profesionales difieren significativamente. En cuanto al proceso de formación de líderes escolares, surge la pregunta de si este debe sustentarse en estrategias aisladas que incluyan cursos teóricos separados de la práctica gerencial, considerando que la formación del líder escolar debe ser un proceso que incluya: Formación para ejercer la función directiva; y una formación permanente que incorpore elementos de la práctica gerencial desde un enfoque teórico-práctico.
Los cambios en la gestión afectan a tres áreas: administración, coadministración, liderazgo colegiado, corresponsabilidad.
Educativo. Cambios en tiempo, espacio, forma y método para permitir a los estudiantes: aprender; conocer como se conoce; y cambio en medio del cambio.
Sanción disciplinaria. Crisis de la idea de disciplina vertical, que emerge de los procesos de poder escolar y transita hacia la construcción de círculos de decisión de los grupos involucrados en la comunidad educativa.
Lo anterior sólo será posible a través de la construcción de una nueva profesionalidad en la que los educadores se vean a sí mismos como catalizadores del cambio y se conviertan en comunidades de aprendizaje para diseñar las nuevas formas de enseñanza requeridas para un nuevo enfoque del aprendizaje.
El director de un centro educativo de educación primaria y secundaria es el responsable directo de gestionar la prestación del servicio escolar de acuerdo con los estándares y lineamientos establecidos por el Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD). Es la persona designada o autorizada que es la principal autoridad responsable del buen funcionamiento, organización, operación y administración de la escuela.
Las funciones específicas del director de educación primaria se dividen en los siguientes grupos: planificación, recursos humanos, recursos materiales, recursos financieros, relaciones públicas pedagógicas, supervisión, organización escolar y área técnico-pedagógica.
La organización de la escuela debe ser flexible, con procesos de toma de decisiones horizontales y trabajo en equipo, y transformarse a través de una cultura de colaboración y confianza en un centro de aprendizaje para quienes integran la comunidad en la que se integra. En este nuevo escenario, el tema de la gestión ha cobrado mayor relevancia, al tiempo que se fortalecen las dinámicas de gestión en el proceso de administrar sistemas, escuelas y aulas para que los estudiantes reciban una educación de calidad.
Actualmente, los obstáculos que afectan el desempeño de los directores de centros educativos se pueden resumir en: mala percepción salarial, exceso de tareas administrativas, realización de reuniones poco operativas y falta de claridad de tareas para el cumplimiento de la función directiva.
Conclusión
Los programas de formación deben implementarse con una perspectiva de desarrollo profesional. Romper con la tradición formativa basada en cursos aislados y avanzar hacia intervenciones formativas que combinen aspectos teóricos con la práctica directiva implican el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para crear redes, sin dejar de lado la relación personal que permite el intercambio de experiencias y conocimientos.
Se concluye que los nuevos entornos educativos están incidiendo en la necesaria transformación de las instituciones educativas, por lo que requieren una consideración en una dimensión diferente.
Recomendaciones
Los directores están comprometidos a realizar el proceso de capacitación durante el horario escolar, financiado por el MINERD, y de manera integral durante todo el año escolar. Los docentes deben recibir orientación de los consejos del director para mejorar su trabajo académico. El director se hace cargo de la supervisión del trabajo científico, ya que la mayor parte del tiempo se dedica a tareas administrativas.
Bibliografía
Borden, A. (2002). Directores de escuela en América Latina y el Caribe: ¿Sujetos del cambio o sujetos a cambio? Documento de Trabajo para el Diálogo Regional de Política. Washington, D.C.: BID.
Rivas, J. (2003). “La perspectiva cultural de la organización escolar: Marco institucional y comportamiento individual”. Revista Educar, No. 31. México: Secretaría de Educación del Estado de Jalisco. En:
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